En forma a los 40

Reconozco que de jovencita me asustaban los cuarenta. Me imaginaba muuuuy mayor. Y ni se me pasaba por la cabeza la idea de estar entrenando en un gimnasio a esa edad (tal vez porque mis padres son de una generación que ha hecho muy poco ejercicio) y mucho menos ¡ser profesora de yoga! Tengo 43 y me siento tan en forma como a los 33. Y tampoco me siento mayor…

Por eso quiero dedicar el post de hoy a todas las personas de 40 años que entrenan pero, sobre todo, a las que NO HACEN EJERCICIO o muy ocasionalmente. Porque, como veréis a continuación, nunca es tarde para recuperar la forma física y hasta el tipo.

Existen estudios que demuestran que personas que empezaron a hacer actividad física intensa después de los 40 obtuvieron beneficios similares a aquellos que comenzaron a hacerlo antes de los 30, y por supuesto, a obtener ventajas desde el punto de vista de la salud.

Hacer ejercicio con asiduidad pasados los 40 no sólo nos asegura fuerza, agilidad, coordinación o flexibilidad, también nos aleja de los problemas articulares y de las típicas enfermedades que van llegando con la edad: cardiopatías, diabetes, obesidad…

mancuernas

Pero no sólo es importante hacer ejercicio: más que nunca, a esta edad resulta obligatorio entrenar la fuerza para desarrollar y preservar la masa muscular, un “seguro de vida” para nuestros huesos, para mantener un aspecto joven, una buena postura y para evitar ganar peso. Para las mujeres el entreno de fuerza es crucial a partir de esta edad, cuando nos vamos acercando a la menopausia, que lleva asociados muchos problemas de sobrepeso y fragilidad ósea.

¿Has llegado a los 40 o más sin apenas hacer ejercicio? Los estudios demuestran que entre los 40 y los 60 años se pierde hasta el 20% de la masa muscular, así que ¡ponte manos a la obra ya! Por salud, por estética y por tu vejez.

¿Qué hacer? Lo ideal es combinar ejercicio aeróbico y de fuerza. Y puedes escoger cualquier actividad o deporte, incluso de alta intensidad, sólo tienes que adaptarlo a tu nivel de condición física. Si te apuntas a un gimnasio, ponte siempre en manos de los técnicos deportivos para que te asesoren. Si haces ejercicio en casa con un gym virtual como Telegum.tv, escoge las sesiones de dificultad baja hasta que vayas cogiendo forma.

¿Te mata el estrés? Haz ejercicio

¿Quién no padece estrés hoy en día? Unas personas más que otras, en unas épocas más que en otras, ante determinadas situaciones o cambios vitales como una ruptura de pareja… Pero ¿a quién no le afecta? En mi caso, la mejor solución ha sido siempre hacer ejercicio. Y por lo que dicen los expertos, también es una de las mejores herramientas para todo el mundo. Nada como concentrarse en seguir una coreografía en una clase de fitness para olvidarse de los problemas, nada como centrarse en la respiración durante una clase de yoga para liberarse de los pensamientos obsesivos, nada como moverse para producir endorfinas y mejorar el estado de ánimo, nada como sudar para descargar adrenalina…

Pero a veces no somos conscientes de lo estresados que estamos hasta que nos encontramos realmente mal. ¿Cómo reconocer el estrés antes de que sea tarde? Tics nerviosos, dolores de cabeza, nauseas, cambios de ánimo, sensación de irrealidad… Y la vida que llevamos no ayuda demasiado con el estrés sino todo lo contrario, lo produce: largas jornadas laborales, las obligaciones en casa, el cuidado de los niños, las prisas, la pareja, la tecnología invadiendo cada minuto nuestra paz y equilibrio internos… Soportar estrés continuamente empeora nuestro estado físico y mental y acorta nuestra vida.

agobiada

Desde Artiem Hotels, expertos en cultura slow y un referente del movimiento healthy nos describen las 3 fases típicas del estrés. Algo fundamental para darte cuenta y poder actuar inmediatamente. Del 1 al 3: ¿cuál es tu nivel de estrés?

Nivel 1: Fase de alarma
Los primeros síntomas en aparecer pueden ser: insomnio, cansancio, boca  reseca, aumento o pérdida de peso, dolores de cabeza y cuello, respiración entrecortada y acelerada, aumento del ritmo cardiaco, aumento de la presión arterial, sensación de tener un nudo en la garganta o en el estómago, ansiedad y angustia. Si tienes dos o más de estos síntomas seguramente debes estar en la fase 1 de estrés. Esta etapa suele aparecer cuando no consigues adaptarte a situaciones tensas, ya sea porque son recurrentes o duran demasiado tiempo.

Nivel 2: Fase de Resistencia
En la segunda fase se da el proceso de adaptación al estrés. Cuando el estrés persiste, afecta al sentido de la pertenencia y la capacidad para aprender se ve gravemente afectada, con todo lo que eso implica, iniciando un proceso de resistencia a dicho estado. A lo largo de esta etapa, las personas afectadas adoptan conductas diferentes: algunos se preparan para afrontar el estrés, otros siguen viviendo sin preocuparse por solucionar su estado o tratando de evitar situaciones que puedan activarlo. Aquí debes preguntarte si: ¿Sientes apatía, tedio, tu memoria está empeorando, te sientes en cierto modo deprimido?

Nivel 3: Fase de agotamiento
La última fase es cuando se presenta ya un constante y severo nivel de estrés,  invadiendo parte de tu salud y organismo y es como si tu capacidad de respuesta se agotara. El estado de estrés es tan intenso que la persona afectada ya no puede afrontar las situaciones y se presentan problemas de corazón, incapacidad para conciliar el sueño sin pastillas, enfermedades cognitivas, poca resistencia a infecciones, hipertensión, fatiga crónica, osteoporosis y depresión entre otras.

bicicleta

Como dicen los expertos de estos hoteles, vivir en estrés no es normal y no deberías permitir que forme parte de tu vida. Sea cual sea la fase en la que te encuentras, debes hacer algo ¡ya! para deshacerte de él. Cambiar de trabajo o de vida no es tan fácil, lo sé, al menos a corto plazo, pero sí hay algo que puedes hacer hoy mismo para aliviar la situación: ¡ejercicio! Fácil, rápido, barato y de efecto inmediato. Cada día, puedes hacer algo, ya sea apuntándote a un gimnasio, a yoga, a clases de baile, saliendo a correr o simplemente a caminar un rato. Antes de ir a trabajar, aprovechando la hora de comer en el trabajo, por la noche cuando los niños ya estén durmiendo. ¿No tienes tiempo? Haz ejercicio en tu propia casa apuntándote a un gym virtual como Telegim.tv. Puede ser tu gran momento de desconexión y te facilitará mucho la vida si tener que ir corriendo al gimnasio para llegar a tal o cual clase te produce aún más estrés.

Pero antes de terminar este post quiero contarte dos reglas básicas de los expertos de Artiem Hoteles para enfrentar el estrés que me han encantado. ¿La primera? No te preocupes por las cosas pequeñas. ¿La regla número dos? ¡Todo son cosas pequeñas!

Convierte la playa en tu gimnasio

Muchos de vosotros estaréis ya de vacaciones o a punto de iros, y si vuestro destino es la playa, genial, puede ser el lugar perfecto para seguir entrenando de una forma relajada y placentera.

Ya os he hablado en algún post sobre la importancia del descanso tras todo un año entrenando. Pero descansar no quiere decir necesariamente tirarse en la tumbona y pasarse horas tostándose bajo el sol. ¡Qué aburrimiento! Me encanta tomar el sol y no hacer nada en la playa, pero también aprovechar para mantener el tipo.

La playa es un espectacular gimnasio natural que, además, te ofrece talasoterapia de forma gratuita. Es decir, es como estar en un gran spa recibiendo todo el rato los beneficios del agua, el aire y el ambiente marino: sales minerales, baños de contraste, colorterapia… ¡un lujazo!

¿Cómo hacer ejercicio en la playa? Aquí tienes algunas ideas que me encantan:

Camina. La alternativa ideal y suave para los que llevan todo el año corriendo y quieren bajar el ritmo. Y para los que no están muy en forma, es un ejercicio excelente que, al realizarse sobre la arena, aumenta la tonificación de piernas y nalgas. Eso sí, hay que intentar buscar un terreno lo más llano y duro posible para evitar sobrecargas. Y si quieres añadirle más intensidad, combina las caminatas con baños en el mar. ¡Harás un ejercicio increíble! Pero no te olvides de la protección solar o acabarás como un cangrejo…

Haz yoga. Si ya es beneficioso y placentero hacer yoga, nos os imagináis cerca del mar… Eso sí, tiene que ser a primera hora o al final del día, cuando además podéis disfrutar de la puesta de sol. Si tenéis un dispositivo con conexión a internet, podéis seguir alguna clase de yoga, como por ejemplo las de Telegimtv.es. La forma ideal de mantener el cuerpo fuerte, flexible y lleno de energía en vacaciones.

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Paddle surf. Es uno de los deportes de verano preferidos por las famosas. Y tiene muchas razones: es fácil de practicar (nada que ver con el surf), haces muchísimo ejercicio (para mantener el equilibrio, al caerte y subir, al remar…) y encima disfrutas del entorno. Con una tabla de paddle puedes hacer incluso excursiones. Otra opción es utilizar una mini tabla de bodyboard y jugar a cazar olas, sobre todo si tienes niños y quieres jugar con ellos. Y si quieres probar algo realmente espectacular, te recomiendo el paddle yoga y pilates: posturas de estas disciplinas sobre la tabla de paddle.

Running. La playa también es un entorno súper placentero para correr, ya que además, después puedes darte un buen baño y terminar como nuevo. Pero ya sabes, respeta siempre la máxima de no correr durante las horas de calor. Y a no ser que seas experto en barefood running (descalzo), corre siempre con zapatillas y por terreno lo más duro y llano posible. De hecho, el paseo marítimo puede ser una gran opción.

Ejercicio en la toalla. Si llevas todo el año entrenando en un gym o en casa, seguro que sabes un montón de ejercicios que puedes hacer en la toalla, en la tumbona o más tranquilamente en el hotel o apartamento con una esterilla. Pero sin estresarte, se trata de mantener, no de competir con nadie… De hecho, mi recomendación es te centres sobre todo en hacer estiramientos, que es lo que más agradecerá tu cuerpo y tu mente.

Medita. En breve quiero dedicar un post a los beneficios de la meditación, pero no puedo dejar de recomendaros que probéis a hacerla si estáis cerca del mar. No hace falta ponerse en plan friki ni místico. Simplemente, siéntate al caer el sol frente al mar, cruza las piernas, mantén la espalda recta y cierra los ojos. Escucha, siente tu respiración y déjate llevar por el relajante sonido de las olas del mar. No pasa nada si sólo aguantas cinco minutos, te llevarás un montón de beneficios…

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Palas. En el norte de España, sobre todo en Cantabria, son el deporte nacional en verano. Y realmente es una opción estupenda para entretenerse y hacer ejercicio en la playa. Mi consejo es que, si te gustan, te compres unas buenas de madera, te durarán más y te facilitarán el golpe.

Deportes acuáticos y de playa. Surf, kite surf, windsurf… otra opción estupenda es aprovechar tus vacaciones para apuntarte a un curso de estos deportes. Algo que agradecerás si ya hace tiempo que te aburre pasar tanto tiempo en la playa sin hacer nada. Y, por supuesto, tienes el clásico vóley playa, el plan perfecto al caer el sol.

En el hotel. Aunque te pueda parecer un plan un poco “de padres”, en la mayoría de los hoteles puedes encontrar actividades muy chulas para hacer, desde clases de Zumba a Aquafitness. Da igual que la mayoría de asistentes sean personas más bien mayores, tú puedes hacerlo con la intensidad que quieras y seguro que te echarás unas buenas risas. Y no te olvides de llevarte tu raqueta si hay pistas de pádel o tenis.

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Yo en breve me voy a la playa, y como estoy embarazada ya de siete meses, mi plan va a ser combinar mucho descanso con buenos paseos por la orilla del mar (me encanta), un poquito de yoga y todos los estiramientos que pueda. ¿Cuál es vuestro plan?

Deporte en verano: errores garrafales

Escribo este post sobre un tema del que he hablado una mil veces porque cada verano me pasa lo mismo: no paro de ver por la calle a gente corriendo o montando en bici a las 3 o las 4 de la tarde… ¡Horror!

No sólo es que sea el peor momento del día para hacer ejercicio en verano (igual que del sol, abstenerse en las horas centrales del día) sino que ¿quién puede disfrutar sudando la gota gorda bajo un sol de justicia y arrastrando el cuerpo más que corriendo? Peligroso al máximo porque se triplican las posibilidades de deshidratarse y de sufrir un golpe de calor: y absurdo a partes iguales porque el rendimiento y el beneficio que se le sacan a un entrenamiento en esas condiciones es mínimo.

Así que por si acaso, y antes de continuar, chicas, ni se os ocurra lanzaros ahora a recuperar el tiempo perdido con la operación biquini corriendo o haciendo ejercicio a horas intempestivas. Ni siquiera en casa o bajo techo… El verano no es el momento de recuperar el tiempo perdido, sino de bajar el ritmo e incluso tomarse un descanso.

Protégete del sol

Ejercicio + sol = pésima combinación. Cuando llega el calor, sobre todo si entrenamos al aire libre, hay que cambiar de horario: la primera hora de la mañana o la última de la tarde, cuando no hace calor ni pega el sol, son los momentos ideales para hacer ejercicio. Incluso en un gym o en casa (y asegurándose de que el lugar esté bien ventilado y a una temperatura adecuada).

Tampoco hay que olvidarse nunca de la protección solar, incluso si el sol ya no pega mucho. Acuérdate de que el sol es el mayor factor de envejecimiento cutáneo, causante de las antiestéticas manchas y del cáncer de piel. Llevar gorra y gafas es casi obligatorio entrenando al aire libre en verano. Por comodidad y seguridad.

Máxima hidratación

Ya lo sabéis, pero os lo recuerdo porque en mis clases sigo diciéndole cada verano a mis alumnos que se traigan la botella de agua; y no dejo de ver a gente en la playa, por la calle o en el campo haciendo ejercicio sin sentido y, sobre todo, sin llevarse a la boca un mísero sorbo de agua. De hecho, tengo dos alumnas en mis clases de yoga que siempre me dicen que son un desastre porque no beben casi agua durante el día. Ni les gusta ni se acuerdan. Una de ellas tiene problemas recurrentes de riñón desde pequeña y a la otra la operaron el otro día de urgencias por un problema médico relacionado con la falta de hidratación… Pues imaginaos si a sesos le sumamos un buen entrenamiento bajo el sol…

Si estáis haciendo ejercicio en la playa (surf, natación kite, wind…) o en el campo y no tenéis especial cuidado con la hidratación, el resultado puede ser desastroso… La regla de oro: beber antes, durante y después del ejercicio, evitando las bebidas carbonatadas.

agua

Y si el ejercicio va a ser intenso y de larga duración (superior a una hora) es adecuado introducir algún a bebida isotónica para compensar la pérdida de electrolitos. Pero ojo, no sólo tenéis que beber líquidos durante el entrenamiento sino todo el día: agua, batidos, zumos, gazpachos, fruta como la sandía o el melón…

Si estáis bien hidratados os sentiréis mucho mejor entrenando, no sufriréis “pájaras” y le sacaréis mucho más beneficio al ejercicio.

 

Descanso adecuado

Como os decía, a no ser que vayáis a pasar unas vacaciones activas o haciendo algún deporte específico, el verano no es el momento de machacarse sino todo lo contrario: hay que bajar el ritmo para permitir una recuperación completa después de todo el año haciendo ejercicio. No me refiero a tumbarse a la bartola y no hacer nada de nada, sino a dormir bien y reducir tiempos e intensidades y a cambiar tu actividad física habitual por una más relajada. Por ejemplo, si eres corredor o haces mucho fitness durante el año, puede ser el momento de relajarte practicando yoga o simplemente paseando o montando en bici con tus peques.

padelsurf

Esta idea de cambiar tu entreno habitual por uno más relajado incluye también los típicos deportes de verano, practicados en la piscina o en el mar, donde puedas refrescarte y combatir el calor. Surf, natación, aqua fitness, patinaje, bici, paddle surf, vóley-playa, palas… son actividades ideales para los meses de calor, sobre todo si tienes la suerte de estar de vacaciones en la playa.

 

No te sientas culpable

No sé si os ha pasado a vosotros. Cuando yo era más joven y daba muchas clases de fitness, me sentía culpable y mal por dejar de hacer ejercicio en verano. Me entraba “el mono”, como a tanta gente acostumbrada a ir mucho al gimnasio o a practicar deporte. Me ponía nerviosa y pensaba que iba a perder todo lo que había conseguido con tanto esfuerzo.

Nada más lejos de la realidad… Como ya hemos hablado en otros post, el cuerpo, sobre todo los músculos, tendones y articulaciones, necesitan ese descanso para recuperarse y volver a la carga después. Y quince días o un mes de vacaciones no van a hacerte perder ni firmeza ni forma ni adaptaciones fisiológicas (eso es algo que se produce a los seis meses de inactividad).

Entonces yo no sabía que ese descanso era tan necesario, aunque la verdad es que a los pocos días de estar en playa empezaba a encontrarme de maravilla y se me olvidaba hasta el gimnasio. Lo que sí hacía sin pensar que se trataba de otra actividad física suave ideal para bajar el ritmo en verano, era dar largos paseos por la playa y ¡bailar mucho por las noches!

Con todo esto quiero pediros que, antes de calzaros las zapatillas para salir a correr a las 4 de la tarde, os acordéis de mí, lo penséis y probéis a hacerlo por la noche o prontito por la mañana…