¿Respiran nuestros músculos? (segunda parte)

Cuando el orador regresó al estrado, respondió de inmediato que sí, que un ejercicio aeróbico podía considerarse anaeróbico si se realizaba con una intensidad muy elevada durante un corto período, lo cual elevaba la frecuencia de latidos cardiacos sobre el nivel aeróbico de aprox. 70% FCMax.

Si la actividad física es lo suficientemente intensa, continuó, los músculos se ven obligados a aumentar su gasto energético, para lo cual acuden a las reservas de glucosa celular pues ya no les bastará con el oxígeno entregado por la sangre.  Se impone entonces el metabolismo anaeróbico.

La verdadera actividad física anaeróbica puede mantenerse por periodos de apenas segundos (levantamiento de pesas, acciones de lucha) a unos cinco minutos (carreras velocidad de una milla o distancias menores). Por cierto, cuando los músculos muerden la glucosa de sus propias células en su búsqueda vertiginosa de energía, se genera un desecho metabólico llamado ácido láctico, que si se acumula lo suficiente en la sangre provoca cansancio y dolores musculares. Es por ello que cuando corremos rápido o levantamos pesos nos sentimos doloridos o fatigados con mayor rapidez …… ” bueno, solo para los que no estén entrenados “, resonó una conocida voz desde las gradas. Ya más acostumbrado a las interrupciones, el orador respondió que en efecto, los ejercicios anaeróbicos también se entrenan y llegan a dominarse perfectamente, siendo excelentes para la tonificación corporal; un buen ejemplo de ellos son los fisioculturistas, corredores de velocidad y otros atletas de deportes intensos.

Y antes de que le espetaran la que se veía venir, el conferencista la respondió de inmediato: aunque ninguno de los dos tipos de ejercicios son dañinos si se realizan con la guía de monitores profesionales especializados, los de tipo aeróbico son los más adecuados para las personas ordinarias que solo desean mantener la forma.

Pero no se libró de la siguiente, porque su eterno disconforme habló de la combinación de las dos modalidades como forma muy útil de obtener los beneficios de ambos tipos de ejercicios. El orador sonrió y aceptó el nuevo reto.

En efecto, cuando durante una carrera combinamos el trote con escapadas intensas, nos acercamos bastante al ejercicio ideal para mantener la forma. Al igual que cuando mezclamos la actividad de baja intensidad con ejercicios de tonificación corporal en los que se introduce el trabajo con mancuernas, barras de pesas ligeras y gomas elásticas.

Y cualquier otra duda, adelantó el conferencista, por favor la reservan para el final… entonces, tras sentir de nuevo un pesado silencio en la sala, continuó con su conferencia sobre perder peso…  quizá sin percibir la gran utilidad de sus aclaraciones sobre la respiración muscular.

Combinar el trabajo aeróbico con el anaeróbico

Para comenzar, diremos que cualquier forma de deporte ( bajo techo, al aire libre, sobre máquinas o no ) puede hacerse tanto de forma aeróbica como de forma anaeróbica, en dependencia de la intensidad con que se realice el ejercicio. Pero recordemos algunas características y beneficios de cada una de estas maneras fisiológicas de obtener energía.

En el ejercicio aeróbico, aquel que tiene lugar cuando realizamos rutinas de larga duración y moderada intensidad, se produce una elevada conversión de la gordura corporal en energía, ya que la grasa es un combustible que se desintegra en presencia de oxígeno celular. Sus efectos tienen lugar solo durante las sesiones de entrenamiento.

En el ejercicio anaeróbico, aquel que se produce durante la práctica de rutinas de corta duración y elevada intensidad, se produce un fortalecimiento y desarrollo de los músculos involucrados en la acción, lo cual contribuye a un metabolismo general mucho más efectivo, facilitando de manera prolongada la conversión de grasas corporales en energía. Sus efectos se mantienen más allá de las sesiones de entrenamiento.

Como puede observarse, ambas formas de obtener energías son buenas y complementarias, por lo que para sacar lo mejor de cualquier ejercicio ( por ejemplo en running, indoorwalking, etc… ) sería conveniente alternar la intensidad de nuestras rutinas.  Es lo que sugiere el investigador fisiatra Michael Bracko y se confirma en estudios divulgados en varias publicaciones especializadas, como el Journal of Applied Physiology.

En detalle, nos cuenta Bracko que alternar unos 60 segundos a la mayor velocidad posible con otro lapso igual de caminata, durante 25 minutos o media hora sobre la máquina permitiría  obtener los beneficios tanto del ejercicio aeróbico como del anaeróbico. De esta forma estaríamos promoviendo por una parte la conversión masiva de grasas en energía y por otra el fortalecimiento de la musculatura inferior, con la subsiguiente aceleración metabólica permanente.

De manera que no estaría de más probar con estos consejos, siempre dentro de los parámetros normales para cada uno de nosotros y sin excedernos en la frecuencia cardiaca apropiada para nuestra edad y estado físico general.