El vientre ( abdomen ) es la principal región que utiliza el metabolismo masculino para almacenar los excesos gastronómicos convertidos en grasas. En la mujer, se acumula además en las caderas, los glúteos y las piernas. Pero veamos algunos consejos para mantener un vientre plano, más allá del empleo de los bancos de abdominales.
El balance calórico.
Cuando el valor calórico de los alimentos que digerimos no supera el valor calórico de lo que gastamos en una unidad de tiempo, se dice que el balance calórico es equilibrado o negativo. Entonces no habrá acumulación de grasas y por tanto el vientre se mantendrá plano, aún sin realizar ejercicios físicos. No queda otra que seguir muy de cerca esta ecuación, a diario y cuantitativamente si es posible… pero en ocasiones un buen balance calórico no basta.
El balance hormonal.
Por que a veces el vientre se abulta sin que haya motivos aparentes para ello. Y es que, en el hombre, con el descenso natural de la testosterona la barriga crece, con independencia de cuánto comamos. De hecho, una dieta muy baja en carbohidratos reduce los niveles de testosterona. Así que habrá que encontrar el balance nutricional adecuado y por supuesto, introducir o mantener el nivel de ejercicios físicos.
Para ellas la cosa cambia un poco, debido a su diferente cuadro hormonal. El estrógeno y la progesterona resultan favorables (aumentan la sensibilidad a la insulina y disminuyen la reacción al cortisol), mientras que la testosterona y el cortisol deberían mantenerse a bajos niveles. Nada mejor que la consulta de un endocrinólogo después de los cuarenta.
El ejercicio adecuado.
Hay muchos tipos de ejercicios en cada una de sus categorías, pero para mantener o desarrollar la musculatura ventral un Bancos y Multiestaciones resulta ideal. Sobre alguno de estos equipos podrá ver literalmente formarse sus músculos y de paso aumentar la capacidad metabólica de su organismo, todo lo cual redundará en un vientre plano.
Para ellas valen también los bancos si de abdominales se trata, pero darán mejor resultado integral si se alternan con ejercicios que disminuyan el estrés. Y es que la tensión continuada en las mujeres sube los niveles de cortisol y testosterona al tiempo que afecta al estrógeno y la progesterona, favoreciendo la acumulación de grasas. De ahí lo doblemente útil para ellas que se acerquen al yoga como alternativa anti-estrés.
El alcohol.
Una copa o un par de cervezas no le hacen daño a nadie… a no ser que las dosis comiencen a crecer excesivamente. Y es que el alcohol, además de causar un descenso en la testosterona (la hormona que nos evita la barriga), es un carbohidrato líquido concentrado, lo cual facilita su ruta metabólica hacia la grasa ventral. Como si fuera poco se descompone en acetatos, el mismo producto final de los azúcares, facilitando su conversión en grasa por sobre su empleo energético directo.