La vida se anda a paso doble y la palabra de orden es eficacia, de manera que el breve lapso que dedicamos a ejercitarnos diariamente también ha de ser muy bien aprovechado, lo que se traduce en quemar más calorías por unidad de tiempo. Veamos algunas reglas para lograrlo.
Elije tu mejor ejercicio.
Esto depende mucho de tus condiciones físicas y nivel de entrenamiento. Si estás en la mediana edad o tienes problemas de salud no podrás escoger igual que un muchacho joven que haya practicado deportes. Pero dentro de tus posibilidades, siempre opta por el ejercicio más exigente posible, porque si quieres quemar más calorías en menos tiempo, la intensidad es tu destino. Un entrenador profesional sería de gran ayuda al respecto.
Observa las partes de tu cuerpo que más trabajan.
Es un hecho probado que los ejercicios que involucran a los músculos más grandes, son más eficaces en la quema de calorías. Por ejemplo, una cinta de correr o una máquina de remar serán mejor para tu empeño que un balón medicinal.
Intensifica las rutinas…
Mucho se habla del ejercicio moderado como la forma ideal para quemar más grasa, incluso se asocia a determinadas velocidades en algunas máquinas para ejercitarse. Pero no te dejes confundir jamás: a mayor intensidad en la ejecución –en cualquier ejercicio que sea, mayor cantidad de calorías necesitarán tus músculos para cumplir su propósito. Incluso tras salir de las duchas, tu cuerpo seguirá quemando calorías en proporción directa a la intensidad con que se ejercitó durante la sesión y tus condiciones físicas
… pero emplea el tiempo necesario.
Porque, por muy fuerte que sea un ejercicio, requerirá de un tiempo mínimo para causar efectos. Por ejemplo montarse en una elíptica y ponerle mucha resistencia no lograrás más que caminar a paso lento por un cuarto de hora.
Aprovecha la experiencia de un entrenador.
Puede ser colectivo, virtual o personal, pero la conducción de un entrenador profesional te permitirá sacar el máximo provecho a tus sesiones sin ponerte en riesgo de lesiones.
No te ejercites en ayunas.
Es cierto que si te ejercitas en ayunas el organismo tendrá que acudir a las reservas de grasa para sacar energías, pero de seguro sobrevendrá la fatiga más rápidamente y a la larga no podrás ejecutar las rutina todo el tiempo o con toda la intensidad con que esperabas hacerlo.