Bajar de peso comienza por perder barriga

Es un hecho que cuando por alguna de las razones conocidas aumentamos de peso, casi siempre la zona ventral  es la que primero salta a la vista. Las faldas y pantalones comienzan a no querer cerrar e inevitablemente adquirimos el temido perfil de pera. Por ello, antes de entablar la batalla por bajar de peso, veamos algunas cuestiones sobre la peligrosa grasa estomacal y las complejas formas de enfrentarla.

Tanto los hombres como las mujeres engordan por el centro del cuerpo, solo que con algunas diferencias. Los varones llevan los vientres más notables mientras que ellas acumulan tejido adiposo un poco más hacia abajo, sobre las caderas, las nalgas y las piernas. Es consecuencia de las diferencias hormonales. Por ello, a partir de las edades maduras perder barriga puede resultar muy complicado y a veces poco alentador.

Por ejemplo, el descenso paulatino de testosterona que experimentan los hombres con el tiempo provoca abultamiento abdominal. Como consecuencia, aun reduciendo al mínimo la ingesta calórica a veces no se obtienen los resultados esperados; de hecho, comer muy pocas calorías deprime la ya escasa producción de testosterona. Se trata entonces de lograr una adecuada combinación entre alimentación suficiente, ejercicio físico y tal vez alguna Terapia de Sustitución Hormonal, cuando lo prescriba un médico especializado.

Con las mujeres sucede algo parecido, siendo el estrés uno de los principales depresores del estrógeno y la progesterona, por lo que sus ejercicios para perder barriga y bajar de peso tendrán que complementarse con una buena dosis de relajación y alimentación balanceada. Una excelente manera de intentarlo sería combinar Clases de Indoorwalking con Yoga y Stretching, por ejemplo.

Otro aspecto a considerar es la presencia de cortisol. Esta hormona se multiplica ante situaciones estresantes y libera azúcar en sangre, por lo que contribuye a la obesidad. De nuevo habrá que considerar la combinación del ejercicio físico con actividades relajantes, como tomar baños tibios, masajes y sexo.

De manera que la situación es más compleja de lo que usualmente se piensa. Cuando se es joven, sin embargo, bajar de peso es más sencillo. Casi todo se reduce entonces a un buen balance calórico. El metabolismo admite comer con más soltura y las hormonas están a tope, de manera que suelen verse menos barrigas prominentes… con sus muy notables excepciones, claro.

El cuádriceps y algunos ejercicios para su fortalecimiento

En nuestro cuerpo, los cuádriceps femorales cobran mucha importancia, ya que poseen mucho volumen y potencia, siendo el encargado de soportar el peso de nosotros. La ubicación de los mismos es en la cara anterior del fémur en nuestras piernas y su nombre obedece a que cuentan con cuatro cabezas musculares. La primera de ellas es el músculo recto femoral o recto anterior, que hace la cobertura tanto del vasto intermedio como de una parte de los vastos medial y lateral, originándose en la ceja cotiloidea y la espina ilíaca anteroinferior, que se encuentran en el hueso coxal.

Otra de las cabezas del cuádriceps, es el músculo vasto medial o vasto interno, que está en la cara antero-medial del muslo, insertándose en la tibia y la rótula. Su origen viene desde la parte distal, en el extremo medial inferior que pertenece a la línea intertrocantérea, finalizando en el labio medial de la línea áspera, formando parte ambas del fémur. La tercera cabeza, es el músculo vasto lateral o vasto externo, el cual está en la cara antero-lateral del muslo, originándose en la zona superior de la línea intertrocantérea, a partir del trocánter mayor, bordeando lateralmente a la línea áspera. Y la última cabeza, es el músculo vasto intermedio o crural, situado entre las dos cabezas anteriormente mencionadas, por lo que está dispuesto en la cara anterior del fémur y debajo del recto femoral. Considerado como el más profundo de las 4 cabezas del cuádriceps, nace en los dos tercios superiores de las caras lateral y anterior del fémur.

Una de las fortalezas del cuádriceps que en realidad nos favorecen, es que las cuatro cabezas conforman un tendón con mucha potencia y grosor, que es denominado como tendón cuadricipital, insertado en la zona lateral y base de la rótula, pasando a constituir el tendón rotuliano.

Si nos dedicamos a entrenar con frecuencia en la casa o en el gimnasio, debemos conocer algunos ejercicios para fortalecer nuestros cuádriceps. Las sentadillas, son muy populares para el trabajo de este musculo y consisten en la apertura de las piernas de manera que estén similares a los hombros en cuanto al ancho, debiendo bajar hasta conformar junto con el suelo un ángulo de 90 grados, evitando que el pecho se vaya hacia adelante, para que la espalda no sufra daño alguno. En los gimnasios muchos lo practican con un balón sobre el que se apoya la espalda, buscando que el desarrollo del mismo sea más suave. También, se puede hacer con una barra de press que tenga unos discos de peso, si la intención es el aumento de la masa muscular.

Otro ejercicio para cuádriceps es el lounge o zancada, para lo que debemos estar de pie, con las piernas separadas al ancho de los hombros y manteniendo la espalda recta y el torso erguido, con los brazos estirados de manera que estén junto a las caderas. Posteriormente debes respirar y dar una zancada con el pie derecho, flexionando la rodilla para que el muslo se disponga de forma paralela al suelo, formando un ángulo recto. Mientras tanto la pierna izquierda queda atrás, estando con la rodilla hacia el suelo y flexionada. Después se hace el mismo procedimiento, solo que se invierten los roles en nuestros pies. Cuando se haga la zancada, hay que mantener alzado el brazo que es contrario a la pierna que se haya adelantado.

Cómo quemar calorías mientras dormimos

Quemar las calorías sobrantes que consumimos es más aconsejable que sufrir  de carencias nutricionales por aguantarnos demasiado de comer / ingerir alimentos … ni hablar de la anorexia y sus terribles consecuencias.  De manera que más vale comer adecuadamente y empeñarnos luego en gastar las energías correspondientes.

Para ello contamos con infinidad de variantes, aparatos y maneras de lograrlo… siempre que estemos muy bien despiertos, claro. Pero ¿has pensado en lo que sucede al respecto en ese tercio de nuestras vidas que pasamos acostados en una cama, durmiendo?

El metabolismo basal no se detiene durante las horas de sueño, puesto que todo el organismo continúa funcionando; lo que sucede es que se ralentiza al máximo. Por ejemplo, una persona de 68 kilos consume cada noche unas 600 kilocalorías con solo dormir profundamente.

Pero ¿qué tal si durante las siete u ocho horas de sueño diario pudiéramos quemar calorías extra por un monto equivalente a una hora de Ciclo Indoor a la semana? No parece demasiado, pero es mejor que nada… sobre todo si apenas nos cuesta unos ronquidos por todo esfuerzo.

¿El secreto? No es el sonambulismo, sino lograr una temperatura ambiente de 18 grados Celsius. Así lo confirma un estudio del National Institute of Health Clinical Center (USA) en el que dos grupos de adultos sanos fueron colocados a dormir en sendas habitaciones: una de ellas a 24 grados Celsius y la otra a 18. Veamos lo sucedido.

 Luego de las mediciones correspondientes de consumo calórico de cada individuo, se constató que el grupo de la habitación más fría consumió un promedio de 4.16 kilocalorías/hora por encima del otro. Las razones de esta diferencia estarían en un aumento del gasto basal dirigido a mantener la temperatura corporal en unos 37 grados Celsius.

Según el doctor Francesco Saverio, autor del estudio, para lograr un buen efecto no deberíamos taparnos con la manta más gruesa ni ponernos un pijama de lana, de manera que el cuerpo quede lo más expuesto posible a las condiciones ambientales de la habitación.

Por otro lado, se supone que el organismo trate de compensar este gasto extra aumentando el apetito en la mañana, por lo que deberíamos estar alertas al respecto para no echarlo todo a perder consumiendo unas tostadas de más. De cualquier forma, ahora tenemos otra brecha para lograr quemar calorías de una forma inesperada y muy cómoda: mientras dormimos.

Seis consejos para mantener la higiene en el gimnasio

Está probado que en los gimnasios existe el estafilococo dorado, entre otros microorganismos peligrosos como la muy conocida Candida albicans. El empleo de los aparatos y colchonetas por miles de personas, el ambiente húmedo y las altas temperaturas suelen confabularse para crear un medio favorable.

En su libro titulado Skin Rules, la dermatóloga Debra Jaliman nos propone utilizar esterillas personales como una buena manera de mantener la higiene en el gimnasio. Pero veamos otros cuidados imprescindibles para evitar contagios durante el entrenamiento.

1-Evita el contacto directo con los equipos.

Los guantes personales son una buena opción,  así como fundas de nylon u otro medio según el aparato en cuestión.  Como alternativa, pueden limpiarse con un paño empapado en hipoclorito de sodio al 1% las superficies de contacto de los equipos antes y después de utilizarlos, así como lavarse las manos con algún jabón de base alcohólica.

2-Diferencia el uso de las toallas.

Una toalla sucia o húmeda que se haya caído al suelo o empleado para quitar el sudor de un aparato jamás debe emplearse para secarse la piel y mucho menos la cara. El uso de dos o más toallas bien diferenciadas es una buena opción para mantener la higiene en el gimnasio,  dejando la del rostro muy bien separada.

3-Nunca vayas descalzo, especialmente en las saunas.

Los baños de vapor resultan un excelente medio para liberar toxinas y lubricar la piel, pero meterse en uno de ellos requiere de cuidados.  Jamás te sientes desnudo sobre los bancos ni camines sin calzado dentro de ellos, tampoco en las duchas u otras áreas del gimnasio.

4-Cambia tu ropa interior en cuanto termines la sesión.

Llevar ropa interior a las rutinas resulta tan imprescindible como cambiársela en cuanto se termina, pues suelen quedar empapadas de sudor en poco tiempo. De no hacerlo así, las chicas estarían poniendo en riesgo la salud vaginal y los hombres sus ingles, pero ambos asegurarían llenar sus nalgas de acné o algo peor, folículos pilares.

5-No reutilices la ropa usada anteriormente.

Al finalizar cada sesión, asegúrate de lavar y secar al sol todas las prendas que llevaste al gimnasio, incluidos los protectores musculares y las cintas de pelo. Los tejidos, naturales o no, resultan un excelente ámbito reproductor para todo tipo de microorganismos y por lo tanto su control resulta clave con vistas a mantener la higiene en el gimnasio.

6-Lava bien la mochila del gimnasio Y he aquí un peligroso y casi siempre olvidado medio de cultivo que muchos olvidan mantener higienizado. A veces pasan meses antes de que nos dignemos a meter la mochila del gimnasio en la lavadora. Nuestro consejo es hacerlo cada vez que llegamos de los ejercicios con abundante detergente.

J. Silvano

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