¿Podré retomar la forma física?

Es la pregunta que muchos se hacen cuando un buen día recuerdan que se han alejado de los ejercicios… y que el tiempo pasa muy de prisa. Pueden haber transcurrido incluso años sin haberlo interiorizado, aunque el cuerpo de seguro estará pagando una alta cuota: perdida de movilidad, aumento de peso, colesterol elevado, hipertensión arterial.

Pero siempre habrá tiempo para un retorno a los ejercicios. Solo que hay que hacerlo de la manera más adecuada y segura… recuerda que justo porque ya no eres el mismo que cuando abandonaste los ejercicios es que quieres retomarlos.

Lo primero será consultar a tu médico de cabecera. Unos análisis clínicos básicos de seguro serán prescritos para diagnosticar el estado físico de partida. Sobre esta base el médico hará sus recomendaciones y solo entonces estarás listo para retomar la forma física.

No intentes comenzar tus rutinas por donde las dejaste, porque de lograrlo, podría ser peligroso para tu salud. Necesariamente habrás de reducir al mínimo la intensidad o mejor aún, escoger un ejercicio similar pero menos arduo para recomenzar.

Por ejemplo, si hacías largas sesiones de pesas sobre una multiestación, tal vez sea más recomendable reiniciarte con unas rutinas de Tonificación, que te irán acomodando no solo cardiovascularmente sino también en el aspecto muscular con el empleo de mancuernas, goma elástica y barra con pesas.

Si trotabas decenas de kilómetros sobre una cinta de correr,  quizá te sirvan unas clases de Step, ejercicio cardiovascular en el que podrás ir aumentando las cargas y fortaleciendo el tren inferior de manera paulatina.

Deberás tomar en cuenta tus motivaciones y gustos a la hora de escoger cómo y dónde recomenzar. Quizá en el mismo gimnasio donde practicabas, incluso con los mismos compañeros de antaño… aunque siempre recordando que al principio no podrás hacer lo mismo que antes.

Pero también podrías aprovecharte de las últimas tendencias y tecnología actual para empezar por seguir clases online desde la comodidad del salón de tu casa.  Ni siquiera tendrías que invertir ( en comprar material ) si escoges algunas actividades como Aerobic, Pilates o Yoga, en los que básicamente basta con el cuerpo, la voluntad, un ordenador y una colchoneta.

Los primeros días de tu retorno a los ejercicios ( al deporte ), cualquiera sea la actividad, deberás prestar suma atención al calentamiento. Por los menos ocho o diez minutos te harán falta para ir entrando en calor. Y al finalizar las sesiones no olvides los estiramientos que relajarán tus músculos.

De manera que nuestro consejo para retomar la forma física luego de haberla perdido, es comenzar poco a poco, bajo supervisión médica y preferiblemente guiado por instructores deportivos especializados.

Doce minutos de ejercicio físico aeróbico mejora el rendimiento escolar

Para todo padre resulta prioritario que sus hijos obtengan un rendimiento escolar satisfactorio. Sin embargo, una de las quejas más recurrentes en las escuelas está relacionada con la poca atención que en ocasiones prestan los chicos. Veamos cómo se relacionan ejercicio físico y rendimiento escolar.

Un reciente estudio realizado por Michele Tine del Dartmouth College de New Hampshire (USA) afirma que doce minutos diarios de ejercicio físico aeróbico demostraron ser muy efectivos en el aumento de la atención visual selectiva, que es la habilidad de permanecer visualmente enfocados a contrapelo de las distracciones.  Los beneficios de la práctica de ejercicios aeróbicos en los adolescentes también se extendieron a la comprensión de la lectura.

Este nuevo estudio confirma la tesis, que apareció por primera vez dos años atrás presentada por el mismo autor.  En 2012 se comprobó que incluso luego de cortas sesiones de aerobics, niños menores de 17 años mejoraban notablemente la atención visual selectiva. Sus últimos resultados extienden los beneficios del aerobic hacia el sector de jóvenes entre 17 y 21 años, confirmando la relación positiva entre ejercicio físico y rendimiento escolar.

Aunque en ambos estudios se destaca que los mejores resultados se obtuvieron en niños procedentes de familiar de bajos ingresos, también se reportaron impactos positivos en niños de clases media y alta, por lo que los resultados podrían generalizarse a toda la niñez y juventud.

Estos estudios no hacen más que confirmar científicamente para las edades tempranas lo que ya estaba probado para la población adulta: los ejercicios físicos sistemáticos favorecen tanto el cuerpo físico como la salud mental de sus practicantes, aumentando las expectativas  de una vida prolongada y de calidad. De manera que no son antagónicos ejercicio físico y rendimiento escolar, sino todo lo contrario.

Ahora bien, la ejecución de ejercicios físicos en la adolescencia y la niñez debe estar siempre controlada por un médico, pues en esas edades de pleno crecimiento corporal algunas rutinas como las pesas, por ejemplo, podrían interferir con el desarrollo físico si se ejecutan de manera excesiva.

Los estudios citados fueron realizados mediante la ejecución de Clases de Aerobic. Estos ejercicios de tipo cardiovascular y fácilmente adaptables tanto a las condiciones materiales de sus ejecutores como a una amplia diversidad de maneras de realizarlos, así como aplicables a diferentes intensidades, permiten la mayor seguridad posible en todos los aspectos, siempre que se realicen con la frecuencia y duración establecidas por los profesionales.

Señales del ejercicio en exceso ( para deportistas populares )

Todos los extremos son malos, dice la sabiduría popular. Y en la práctica de ejercicios físicos ( hablamos de hacer deporte a nivel popular, a nivel de mantenimiento, no para deportistas que compitan que es otro mundo, otros objetivos y otros límites ), si no se sigue un plan de ejercitación con instructores deportivos especializados, correremos el riesgo de realizar ejercicio en exceso.

Según el American College of Sports Medicine, estos excesos son realmente peligrosos y no deben subestimarse, pues a partir de cierto límite el organismo reacciona frente al ejercicio físico como lo hace frente al estrés, con todas las consecuencias negativas del mismo.

Y no solo hablamos de ejercicios de fuerza, sino también de los cardiovasculares, cuyo exceso podría conducir a desajustes metabólicos y pérdida de masa muscular. De ahí la importancia de un plan de ejercitación controlado por instructores deportivos especializados.

Hay que aclarar que lo excesivo para algunos no lo es para otros. La cantidad de ejercicio considerada como normal varía de un individuo a otro, pues depende de la edad, la preparación física, el tipo e intensidad del ejercicio y hasta de la temperatura y la humedad ambientales.

Pero hay un grupo de síntomas que son universales. Veamos algunas de las señales de alerta que nos da nuestro organismo :

Respiración bucal: Cuando la necesidad de oxígeno sobrepasa nuestras capacidades pulmonares, instintivamente abrimos la boca para inhalar más aire. Suele suceder cuando hacemos ejercicio en exceso de tipo cardiovascular.

Dolores musculares intensos: La acumulación de ácido láctico en los músculos como resultado del metabolismo anaerobio conduce a dolor. Sucede en ejercicios de elevada intensidad como el levantamiento de pesas o las carreras de velocidad.

Elevada frecuencia cardiaca: Si la frecuencia cardiaca sobrepasa el 80-85% de la capacidad total se pone en riesgo el sistema cardiovascular, generando hipertensión, palpitaciones, deseos de vomitar, mareos, vista nublada y hasta accidentes vasculares.

Sed intensa: La deshidratación puede compensarse con un poco de agua, pero si persiste o se hace súbita podría ser reflejo de la realización de ejercicio en exceso. Para evitarlo, es aconsejable ir bebiendo continuamente, antes de que aparezca la sensación de sed.

Otras señales de alerta suelen ser: cansancio durante el día, insomnio o mal dormir, pérdida inexplicable de la forma física, mayor frecuencia de gripes y otras virosis, pérdida excesiva de peso, cambios menstruales, recuperaciones muy lentas luego de los ejercicios y lesiones osteomusculares frecuentes.

Si bien es cierto que la inmensa mayoría de los que hacemos ejercicios de manera «no profesional» casi nunca llegamos al ejercicio en exceso, un plan de ejercitación con instructores especializados sería la mejor garantía para evitar todo riesgo. De cualquier manera, no está de más aprender a descifrar los mensajes del cuerpo, especialmente durante los calurosos veranos actuales.

Las dietas fallidas por el estrés y los ejercicios yoga

Sucede a menudo que las dietas no dan resultado. Ya sea que no perdemos peso con la rapidez esperada, ya sea que no logramos mantener el nuevo  peso, cualquier dieta fallida resulta una experiencia frustrante.   Si estás en este caso, sería conveniente que analizaras tu nivel de estrés, pues esta condición podría ser la causa del fracaso, según escribe Shannon Clark en fitness.com

Los efectos del estrés sobre el metabolismo son variados y están bien estudiados. Por ejemplo, cuando estamos estresados se producen una serie de cambios hormonales que muy bien podrían estar causando tu dieta fallida.

El aumento de la hormona cortisol en sangre es uno de ellos. El cortisol provoca retención de líquidos y acumulación de grasa abdominal. Si estás en una situación de estrés continuado, te va a ser muy difícil bajar de peso en estas condiciones.

Otro de los efectos del estrés sobre el balance hormonal es la elevada secreción de adrenalina que provoca; esta hormona cumple la función de hacernos escapar o pelear bajo condiciones de tensión.

Además de los inconvenientes que la presencia crónica de adrenalina provoca, las glándulas suprarrenales priorizan su producción a costa de sus muchas otras funciones, provocando entre otras consecuencias una disminución marcada del metabolismo y por ende contribuyendo a la dieta fallida.

Pero además, los efectos del estrés incluyen merma de masa muscular, pérdida de control sobre lo que comemos, reducción de los niveles de energías físicas y mentales y  disminución en el poder de recuperación física y mental. De manera que resulta obvio que para evitar las dietas fallidas, deberíamos reducir también nuestros niveles de estrés.

Para lograr reducir los efectos del estrés, los ejercicios de yoga suelen ser muy efectivos. Basado en una serie de posturas ancestrales hindúes, combinadas con ejercicios de respiración profunda, estos ejercicios, en los que interviene la mente y el cuerpo a niveles similares, ayudan a paliar el estrés, mejorar la autoestima y la sensación de bienestar. Es lo que expresa la reconocida Clínica Mayo en su página Web, sobre la base de una serie de estudios científicos que lo confirman.

De manera que una muy buena idea para evitar las dietas fallidas sería combinarlas con ejercicios yoga. Claro, siempre que sean los efectos del estrés los causantes del fracaso y no otros factores.