Ya os hablé en uno de mis primeros post sobre lo importante, tanto física como psicológicamente, que es hacer ejercicio durante el embarazo. También os conté mi propia experiencia y el entrenamiento que yo seguí durante mi período de gestación (básicamente yoga y natación).
Y hoy quiero volver a hablaros sobre el tema con la ayuda de Ana Villaseca, fundadora de Amarsupiel, especialistas en productos para bebés recién nacidos y prematuros; mamá, periodista y educadora infantil. Según Ana, si “el deporte y la alimentación son las claves de una vida saludable, en el embarazo se han de tener aún más presente”.
Como dice Villaseca, y estoy totalmente de acuerdo con ella, el ejercicio físico tiene innumerables beneficios y es muy recomendable siempre y cuando el embarazo se esté llevando con normalidad. Pero no todos los deportes son recomendables, ya que algunos conllevan riesgos (como los de alta intensidad o impacto), pero hay otros que pueden ser perfectos, como pilates, yoga o natación. “Caminar también es una forma de hacer ejercicio que además no supone ningún coste y ayuda incluso a que el bebé se encaje o gire en el caso de que se encuentre de nalgas”, dice Villaseca.
Las principales ventajas de la práctica de ejercicio durante el embarazo tienen que ver, como dice esta experta, “no sólo con la salud de la madre sino con la de el bebé que se está gestando”. A corto, medio y largo plazo, Ana Villaseca nos cuenta las principales:
Salud psicológica y emocional. Cualquier persona es capaz de sentir bienestar después de practicar deporte, una sensación que traspasa lo físico. Equilibra, relaja, aumenta la energía… ”Una mujer gestante tiene un cóctel hormonal interesante, con lo que hacer deporte ayuda a que se sienta mejor, incluso más centrada. De hecho, hay estudios que demuestran que las embarazadas pierden memoria y se vuelven más despistadas, por lo que practicando ejercicio esto se puede minimizar y además mejorar de forma positiva el sueño y reducir el riesgo de depresión, sobre todo post parto”, comenta Villaseca.
Alivia los dolores. A las pocas semanas, una mujer embarazada puede sentir cómo cambia ligeramente el centro de gravedad de su cuerpo. Un nuevo ser crece en su interior que va ganando peso y afectando al cuerpo de la madre. Ya sólo con ese cambio, la espalda y en general toda la musculatura del cuerpo se ve afectada. Para soportar los kilos que se van sumando semana a semana es importante que el cuerpo se encuentre en las mejores condiciones, y para ello nada como el deporte para afrontar el reto.
Mejora la condición cardiorespiratoria. A medida que avanza el embarazo, los órganos internos se desplazan para dejar espacio al feto en crecimiento. Los pulmones se ven afectados. También hay cambios, cómo no, en la función cardiovascular para asegurar una evolución favorable en el embarazo. Sin duda, una de las mejores formas de reforzar ambas es el deporte. Pero siempre controlando que no se sobrepasen determinadas pulsaciones, practicando deportes tranquilos que no supongan un desembolso de adrenalina. Practicarlo, en definitiva, con sentido común.
Control de peso. Durante la gestación es normal el aumento de peso. Se tiene apetito más a menudo y se aumenta el consumo de calorías, al menos 300 más, necesarias por otro lado para atender al arduo trabajo de crear vida. Hay mujeres que cogen más peso que otras, dependiendo de otros factores como los constitucionales o según el tipo de alimentación que sigan. “El deporte quema calorías y es una ayuda para que el cuerpo se equilibre, fortalezca y se produzca un aumento de peso más razonable. Además, hay que tener en cuenta que el aumento de peso excesivo durante el embarazo puede incrementar el riesgo de padecer enfermedades como hipertensión, diabetes o de sufrir un parto prematuro”, añade la fundadora de Amarsupiel.
El cuerpo se encuentra en mejores condiciones para el momento del parto. “Un programa de ejercicio físico puede disminuir no sólo los dolores lumbares sino que al fortalecer esa musculatura, la de la zona pélvica y generar mayor elasticidad, se prepara a la mujer para la labor del parto, pudiendo reducir el dolor de una forma considerable al encontrarse el cuerpo más fuerte. Yoga y pilates son dos de las prácticas en las que se trabaja a conciencia sobre estas zonas. Además, un buen parto supone también una mejor recuperación postparto, fundamental para atender en mejores condiciones al recién nacido y ayudar a que la madre se encuentre mejor en todos los sentidos” añade Villaseca.
No sólo suscribo las opiniones de Ana Villaseca. Diría mucho más: para mí, si no existe contraindicación médica, hacer ejercicio durante el embarazo debería ser, de hecho, ¡una prescripción médica!