Todos los extremos son malos, dice la sabiduría popular. Y en la práctica de ejercicios físicos ( hablamos de hacer deporte a nivel popular, a nivel de mantenimiento, no para deportistas que compitan que es otro mundo, otros objetivos y otros límites ), si no se sigue un plan de ejercitación con instructores deportivos especializados, correremos el riesgo de realizar ejercicio en exceso.
Según el American College of Sports Medicine, estos excesos son realmente peligrosos y no deben subestimarse, pues a partir de cierto límite el organismo reacciona frente al ejercicio físico como lo hace frente al estrés, con todas las consecuencias negativas del mismo.
Y no solo hablamos de ejercicios de fuerza, sino también de los cardiovasculares, cuyo exceso podría conducir a desajustes metabólicos y pérdida de masa muscular. De ahí la importancia de un plan de ejercitación controlado por instructores deportivos especializados.
Hay que aclarar que lo excesivo para algunos no lo es para otros. La cantidad de ejercicio considerada como normal varía de un individuo a otro, pues depende de la edad, la preparación física, el tipo e intensidad del ejercicio y hasta de la temperatura y la humedad ambientales.
Pero hay un grupo de síntomas que son universales. Veamos algunas de las señales de alerta que nos da nuestro organismo :
Respiración bucal: Cuando la necesidad de oxígeno sobrepasa nuestras capacidades pulmonares, instintivamente abrimos la boca para inhalar más aire. Suele suceder cuando hacemos ejercicio en exceso de tipo cardiovascular.
Dolores musculares intensos: La acumulación de ácido láctico en los músculos como resultado del metabolismo anaerobio conduce a dolor. Sucede en ejercicios de elevada intensidad como el levantamiento de pesas o las carreras de velocidad.
Elevada frecuencia cardiaca: Si la frecuencia cardiaca sobrepasa el 80-85% de la capacidad total se pone en riesgo el sistema cardiovascular, generando hipertensión, palpitaciones, deseos de vomitar, mareos, vista nublada y hasta accidentes vasculares.
Sed intensa: La deshidratación puede compensarse con un poco de agua, pero si persiste o se hace súbita podría ser reflejo de la realización de ejercicio en exceso. Para evitarlo, es aconsejable ir bebiendo continuamente, antes de que aparezca la sensación de sed.
Otras señales de alerta suelen ser: cansancio durante el día, insomnio o mal dormir, pérdida inexplicable de la forma física, mayor frecuencia de gripes y otras virosis, pérdida excesiva de peso, cambios menstruales, recuperaciones muy lentas luego de los ejercicios y lesiones osteomusculares frecuentes.
Si bien es cierto que la inmensa mayoría de los que hacemos ejercicios de manera «no profesional» casi nunca llegamos al ejercicio en exceso, un plan de ejercitación con instructores especializados sería la mejor garantía para evitar todo riesgo. De cualquier manera, no está de más aprender a descifrar los mensajes del cuerpo, especialmente durante los calurosos veranos actuales.