Ejercicio físico y salud: los verdaderos beneficios

Está demostrado que la práctica regular del ejercicio físico contribuye a mantener una buena salud, prevenir enfermedades e incluso afecta al estado de ánimo. El deporte es una de las costumbres más saludables que podemos adoptar, así que a continuación repasaremos cuáles son los verdaderos beneficios para todos aquellos que todavía necesiten un empujón para empezar. Leer más Ejercicio físico y salud: los verdaderos beneficios

Mientras no te pones en forma, te deformas !

Son muchos (quizá demasiados) los que saben que necesitan mejorar la forma física… pero simplemente no lo logran. Ya sea que ni siquiera lo intentan, ya que no pueden ejecutar sus planes, en algunos casos están lidiando con un enemigo muy cercano: ellos mismos. Veamos las barreras mentales que usualmente los conducen a fracasar en este empeño.

No me hace falta cambiar mi modo de vida: Si están en lo cierto, felicidades. Pero en muchos casos la frase responde a  la estrategia del avestruz, que esconde la cabeza en la arena cuando el peligro se acerca.

Es realmente aburrido hacer ejercicios físicos: Una justificación más. Nada de eso, incluso sin salir de casa podremos ejercitarnos en bicicleta, pilates, tonificación, yoga, etc.. Tanto en grupo como en solitario, el ejercicio físico puede convertirse en todo un reto personal apasionante, siendo además la única manera de mejorar la forma física.

No tengo tiempo para nada más: Cierto que el tiempo a veces nos agobia, es una realidad. Se trata entonces de elegir qué hacer con el escaso ocio que nos queda, dando prioridad a la única actividad que garantiza esparcimiento, desafío y salud a un tiempo: el ejercicio físico.

Es solo una vida… hay que gozarla: Justamente. Pero para lograrlo habrá que vivirla con la mayor calidad posible y por el mayor tiempo que podamos… para lo cual habrá que abrirle un huequito en la estrategia del goce a la comida sana y al ejercicio físico.

Va !!, ya tendré tiempo de empezar: Error. ” Mientras no te pones en forma, te deformas “. De nada vale lanzar los problemas hacia el futuro, cuando quizá ya no haya mucho que hacer.

Y por si el deporte “de elevada intensidad” no es lo tuyo, por muchos argumentos que te diga, traigo un buen consejo. Hay una excelente manera de comenzar a ponerte en forma, mientras ganas en serenidad, solidificas tu autoestima, suprimes el estrés y al mismo tiempo quemas calorías : las clases de yoga.

De seguro sabrás de muchos lugares donde practicar el yoga, pero si deseas comenzar de inmediato puedes hacerlo desde la sala de tu casa mediante las video clases guiadas de yoga online. Muy rápidamente verás cómo se diluyen muchas de las barreras que tanto en este como en otros campos de la vida quizá anden dificultando tu avance.

Y como buen ejemplo, te traigo el caso de Tao Porchon-Lynch. Ella levanta el cuerpo sobre sus brazos y se mantiene un buen rato en paralelo sobre el piso, a pesar de la operación de cadera que sufrió en sus ochenta. ¿Su edad actual? Noventa y cinco. ¿Su secreto? La práctica del yoga.

Las enfermedades del sedentarismo

Uno de los problemas éticos que hoy se discuten sobre los zoológicos, es la disminución de movilidad que sufren los animales internados, especialmente los monos. De pronto, la enorme selva repleta de peligros y oportunidades queda reducida a un patio de concreto entre lingotes de acero, donde cesa la lucha por la sobrevivencia.

A partir de entonces, desde los simios más diminutos hasta el enorme orangután comienzan a ganar tejido adiposo, sufrir de artritis y padecer hipertensión arterial. También aumentan las enfermedades cancerosas de todo tipo y se acrecientan los desajustes emotivos… ¿Suena demasiado cercano?

Claramente, pues somos el mono inerte por excelencia y los primeros seres del planeta en sufrir las enfermedades del sedentarismo. Con el avance de la tecnología y el urbanismo, hemos ido dejando de mantener la forma… y ahora “exportamos” nuestros males a los animales en cautiverio. Por suerte –al menos para nosotros, hay una solución a estos problemas: el ejercicio físico.

Según el sitio NutriStrategy, la práctica de ejercicio físico aerobio durante 20 o 30 minutos al menos tres veces por semana marcaría la diferencia.  Además, se recomienda añadir rutinas de fuerza y algo de yoga y stretching al menos dos veces por semana. Por otro lado, una dieta adecuada calóricamente y con predominio de todo tipo de vegetales, frutos secos, pescados y cereales integrales vendría a complementar la práctica de las rutinas físicas regulares.

¿Para qué? Veamos a continuación una fracción de la sorprendente, deplorable y muy extensa lista de síntomas y enfermedades primarias y secundarias, cuyos riesgos podríamos reducir notablemente si nos movemos lo suficiente y elegimos bien lo que entra en nuestra boca:

Producción excesiva de insulina y adrenalina, desmineralización, lixiviación de vitaminas hidrosolubles, obesidad externa, presencia de grasa visceral, hipoglicemia, colesterolemia, pancreatitis, cálculos vesiculares, procesos inflamatorios orgánicos, hidropesía, hipertensión arterial, hepatitis, esteatosis, cirrosis hepática, nerviosismo, fatiga muscular, cansancio, soñolencia, amnesia, valores de hemosistina elevados, aceleración de los proceso oxidativos celulares, taquicardia, diabetes mellitus tipo II, dispepsia, pólipos, hemorroides, dermatosis, cardiopatías, nefritis,  osteoporosis, osteoartritis, lumbago, migrañas, prostatitis, celulitis, anginas, disfunción sexual, neuropatías, muerte súbita prematura, diversos tipos de cáncer (en especial de pecho, colon y estómago), trastornos emotivos… suficiente para comprender que ejercicio físico y salud suelen ir de la mano.

Claro que ir al gimnasio no nos hará inmortales, ni siquiera nos librará de padecer alguna o varias de las enfermedades del sedentarismo. Pero hay dos factores que siempre jugarán de nuestro lado si logramos mantener la forma: la Ley de las Probabilidades y el sentirnos de maravillas todo el tiempo.