Exceptuando las lagartijas con su metabolismo inflexible, el resto de los seres vivientes se beneficia con la realización de ejercicios físicos moderados. En especial los humanos, ya que nuestra civilización ha devenido sedentaria. Según la Organización Mundial de la Salud, en 2009 un 60% de la población mundial no se ejercitaba lo suficiente.
Sin embargo, hay determinados ejercicios y disciplinas, así como maneras de realizarlas que pueden resultar dañinas, originando desde problemas articulares hasta infartos y fallos renales en casos extremos de CrossFit. Haciendo deporte regularmente quedarían eliminados dichos peligros. Pero veamos los riesgos evitables de algunos ejercicios físicos bien conocidos.
Cuclillas.
Bien efectuadas resultan excelentes, pero mal hechas recargan las articulaciones de las rodillas y pueden dañar la espalda baja. La posición de inicio es con los pies separados más allá de las caderas y los tobillos ligeramente abiertos. El abdomen contraído, el pecho erguido y los hombros algo retirados. El descenso será lento y empujando el trasero levemente atrás.
Abdominales.
Todos los hemos hecho mal alguna vez. Por ejemplo, colocar las manos entrecruzadas alrededor de la nuca para tirar adelante pone en riesgo las vértebras cervicales. Levantar las piernas tampoco es lo óptimo. La mejor forma de hacerlos es colocar los brazos sobre la alfombrilla y alzar los hombros y la cabeza en busca de las rodillas arqueadas para luego regresar a la posición inicial.
Dominadas en barra fija.
La vieja escuela recomendaba que la barra quedara detrás de la cabeza al ascender, lo cual es peligroso para las articulaciones de los hombros. Realiza la tracción por delante del torso, sube lentamente hasta el nivel del pecho y termina extendiendo los brazos completamente antes de reiniciar la remontada.
Yoga.
Hace un par de años el New York Times publicó un artículo en el que hacía énfasis en los peligros del yoga. No es raro que algunos entrenadores novatos o improvisados se excedan con individuos poco entrenados, provocándole lesiones. Sin embargo, se sabe que los practicantes de Yoga padecen menos dolencias asociadas al ejercicio físico, sin contar otros efectos favorables como el fortalecimiento óseo o el alivio del asma. Acá la solución, extensible al resto de las especialidades, consiste en contar con un buen entrenador ( virtual o presencial ) con el cual quedarán superados los riesgos evitables del ejercicio físico. ( Pulse aquí para ver algunas de nuestras video clases de Yoga )