¿Te va el extrem fitness?

Raro es ya el club deportivo que no tenga una zona de entrenamiento funcional con TRX, cajas, sacos, cuerdas, kettlebells (pesas rusas) y hasta neumáticos y cadenas. ¿Ejercicio o castigo? A juzgar por la cantidad de gente que se está enganchando al fitness extremo, yo diría que gusta más de lo que hace sufrir. ¿Por qué? Primero por la increíble forma física (la mejora es constante) y el cuerpo que se consigue, segundo porque aunque parezca de locos, arrastrar un neumático (a veces con tu entrenador personal encima) o escalar un muro te hace conectar con tu lado más animal y te hace sentir fuerte y poderoso. Y tercero, porque superar los retos que te plantea este tipo de ejercicio supone un “subidón” de autoestima y energía impresionantes.

Además, son entrenamientos que suelen hacerse en grupo, como el cross training, lo que también aporta sensación de pertenencia a un grupo y genera compañerismo, solidaridad y empatía. Y todos ellos tienen varias cosas en común: son funcionales, es decir, utilizan ejercicios globales para desarrollar todas nuestras cualidades físicas; pretenden rescatarnos de las garras del sedentarismo y ayudarnos a recuperar nuestras cualidades físicas innatas; y además, se basan en el esfuerzo como clave para superarnos y mejorar.

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El origen de este tipo de entrenamiento extremo está en Estados Unidos, con los campos de entrenamiento militar, o Reino Unido, con carreras como las Mud Day, en las que hay que atravesar charcos con barro, escalar, saltar y hasta superar obstáculos con fuego. Pero no hace falta sufrir tanto para disfrutar de los beneficios de este tipo de entrenamiento, que siempre te reta para superar tus límites físicos y mentales. Hoy voy a hablaros de un montón de opciones para probarlo sin morir en el intento.

Crossfit. Importado de USA y abanderado por Reebok en España, es el entrenamiento funcional más practicado. Las tablas de ejercicio se llaman WOD y pueden durar de 5 a 30 intensos minutos. Remos, pesas, cuerdas, neumáticos… se puede emplear cualquier cosa y hasta un garaje sirve para montar un box o espacio de Crossfit!

MovNat. Se basa en el redescubrimiento de las capacidades naturales del movimiento humano: levantar piedras, gatear, caminar sobre troncos, saltar entre árboles… Lo mejor es que el entrenamiento se realiza en la naturaleza, ideal para quienes están hartos de la ciudad. Aunque es exigente, existen niveles de intensidad aptos para todo el mundo.

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The Grid. En esta cuadrícula de 2×2 dibujada en el suelo se realizan cuatro entrenos diferentes (fuerza, coordinación, cardio y pérdida de peso) durante 30 minutos y con un entrenador. Cada programa trabaja por patrones fundamentales de movimiento y no por músculos aislados.

Queenax. Se trata de una “jaula” de entrenamiento funcional en la que se puede utilizar todo, suelo, techo y paredes, además de emplear bandas elásticas, balones medicinales, fitballs… También se puede realizar entrenamiento en suspensión con trapecios de neopreno.

Boot Camp. Como os contaba al principio, es uno de los métodos pioneros en el entrenamiento funcional y extremo, y se inspira en los campos de entrenamiento militar de USA. Los boot camps se hacen en entornos naturales al grito de “señor, sí señor” o en gimnasios a las órdenes de un instructor.

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HIIT en casa. Otra estrella de los entrenamientos intensos (High Interval Training), combina ejercicios de alta intensidad con períodos de descanso. Muy efectico para conseguir resultado en un tiempo récord, activar el metabolismo y quemar calorías.

Tabata. Es el entrenamiento interválico de alta intensidad más corto: ¡4 minutos! Se trata de 8 series de 20 segundos en los que tendrás que hacer todas las repeticiones que puedas de un ejercicio, descansando sólo 10 segundos. Intenso, mega exprés y quemagrasas. Pero sólo apto para quienes están en forma y controlan la técnica.

Carreras de obstáculos. Judgement Day, Mud Day, Titan Race y hasta Bestial Race… son carreras de obstáculos en las que tendrás que arrastrarte por el barro, escalar muros, saltar, nadar, correr, disfrutar y sufrir a partes iguales.

Spartan Race. Extendida por todo el mundo y también abanderada por Reebok, es una versión más asequible de las anteriores. De 5 km (Sprint), 13 km (Super), y 20 km (Beast), cada una está llena de lodo, agua y obstáculos. Para prepararte puedes apuntarte a los entrenamientos libres que se organizan.

¿Te mata el estrés? Haz ejercicio

¿Quién no padece estrés hoy en día? Unas personas más que otras, en unas épocas más que en otras, ante determinadas situaciones o cambios vitales como una ruptura de pareja… Pero ¿a quién no le afecta? En mi caso, la mejor solución ha sido siempre hacer ejercicio. Y por lo que dicen los expertos, también es una de las mejores herramientas para todo el mundo. Nada como concentrarse en seguir una coreografía en una clase de fitness para olvidarse de los problemas, nada como centrarse en la respiración durante una clase de yoga para liberarse de los pensamientos obsesivos, nada como moverse para producir endorfinas y mejorar el estado de ánimo, nada como sudar para descargar adrenalina…

Pero a veces no somos conscientes de lo estresados que estamos hasta que nos encontramos realmente mal. ¿Cómo reconocer el estrés antes de que sea tarde? Tics nerviosos, dolores de cabeza, nauseas, cambios de ánimo, sensación de irrealidad… Y la vida que llevamos no ayuda demasiado con el estrés sino todo lo contrario, lo produce: largas jornadas laborales, las obligaciones en casa, el cuidado de los niños, las prisas, la pareja, la tecnología invadiendo cada minuto nuestra paz y equilibrio internos… Soportar estrés continuamente empeora nuestro estado físico y mental y acorta nuestra vida.

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Desde Artiem Hotels, expertos en cultura slow y un referente del movimiento healthy nos describen las 3 fases típicas del estrés. Algo fundamental para darte cuenta y poder actuar inmediatamente. Del 1 al 3: ¿cuál es tu nivel de estrés?

Nivel 1: Fase de alarma
Los primeros síntomas en aparecer pueden ser: insomnio, cansancio, boca  reseca, aumento o pérdida de peso, dolores de cabeza y cuello, respiración entrecortada y acelerada, aumento del ritmo cardiaco, aumento de la presión arterial, sensación de tener un nudo en la garganta o en el estómago, ansiedad y angustia. Si tienes dos o más de estos síntomas seguramente debes estar en la fase 1 de estrés. Esta etapa suele aparecer cuando no consigues adaptarte a situaciones tensas, ya sea porque son recurrentes o duran demasiado tiempo.

Nivel 2: Fase de Resistencia
En la segunda fase se da el proceso de adaptación al estrés. Cuando el estrés persiste, afecta al sentido de la pertenencia y la capacidad para aprender se ve gravemente afectada, con todo lo que eso implica, iniciando un proceso de resistencia a dicho estado. A lo largo de esta etapa, las personas afectadas adoptan conductas diferentes: algunos se preparan para afrontar el estrés, otros siguen viviendo sin preocuparse por solucionar su estado o tratando de evitar situaciones que puedan activarlo. Aquí debes preguntarte si: ¿Sientes apatía, tedio, tu memoria está empeorando, te sientes en cierto modo deprimido?

Nivel 3: Fase de agotamiento
La última fase es cuando se presenta ya un constante y severo nivel de estrés,  invadiendo parte de tu salud y organismo y es como si tu capacidad de respuesta se agotara. El estado de estrés es tan intenso que la persona afectada ya no puede afrontar las situaciones y se presentan problemas de corazón, incapacidad para conciliar el sueño sin pastillas, enfermedades cognitivas, poca resistencia a infecciones, hipertensión, fatiga crónica, osteoporosis y depresión entre otras.

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Como dicen los expertos de estos hoteles, vivir en estrés no es normal y no deberías permitir que forme parte de tu vida. Sea cual sea la fase en la que te encuentras, debes hacer algo ¡ya! para deshacerte de él. Cambiar de trabajo o de vida no es tan fácil, lo sé, al menos a corto plazo, pero sí hay algo que puedes hacer hoy mismo para aliviar la situación: ¡ejercicio! Fácil, rápido, barato y de efecto inmediato. Cada día, puedes hacer algo, ya sea apuntándote a un gimnasio, a yoga, a clases de baile, saliendo a correr o simplemente a caminar un rato. Antes de ir a trabajar, aprovechando la hora de comer en el trabajo, por la noche cuando los niños ya estén durmiendo. ¿No tienes tiempo? Haz ejercicio en tu propia casa apuntándote a un gym virtual como Telegim.tv. Puede ser tu gran momento de desconexión y te facilitará mucho la vida si tener que ir corriendo al gimnasio para llegar a tal o cual clase te produce aún más estrés.

Pero antes de terminar este post quiero contarte dos reglas básicas de los expertos de Artiem Hoteles para enfrentar el estrés que me han encantado. ¿La primera? No te preocupes por las cosas pequeñas. ¿La regla número dos? ¡Todo son cosas pequeñas!

Artes marciales: ejercicio para el cuerpo y la mente

Nunca han pasado de moda, pero desde hace tiempo veo un gran resurgir de estas disciplinas en los clubes deportivos, sobre todo entre los adultos. Cada vez es más la gente que pasados los 30, los 40 ¡e incluso los 50!, se anima a entrar en clases de capoeira, karate o busu. Creo que hay varias razones detrás de este renovado interés: el atractivo que siempre han tenido las artes marciales, potenciado por películas como Tigre y Dragón, el hecho de que se trate de una actividad diferente a las típicas del gimnasio, como medio de defensa personal, y que se pueda trabajar el cuerpo y la mente aprendiendo además valores como la disciplina, el respeto al adversario o el esfuerzo.

Además, se trata de disciplinas muy desestresantes y entre ellas se incluyen el tai chi, el yoga o el taekwondo, derivadas de las artes marciales y que nos ayudan a encontrar el equilibrio entre cuerpo y mente, dejando atrás el estrés diario y consiguiendo una gran forma física. Y para mí, los cuerpos de artes marciales son de los más estilizados y bonitos, ya que la musculatura del cuerpo se trabaja de forma muy equilibrada y suponen una gran quema calórica.

karate

Como os decía, el estrés es uno de los factores que lleva a mucha gente a practicar artes marciales, ya que además de suponer un sistema de acondicionamiento físico integral, aumentan la autoconfianza, enseñan a relajarse y a mantener la concentración y el dominio sobre uno mismo.

Pero las artes marciales van mucho más allá del combate, de hecho, en mi opinión se trata de auténticas formas de meditación en movimiento por la gran concentración y autocontrol que exigen, además del trabajo consciente con la respiración.

Practicarlas dos o tres veces por semana puede ser suficiente para conseguir una buena forma física y mantener a raya las emociones y el estrés. Además, se trata de actividades que se practican en grupo, lo que también aumenta la satisfacción y promueve el compañerismo.

Entre las artes marciales, os propongo dos que pueden servir tanto a los que necesitan esfuerzo y movimiento, como a los que buscan algo más tranquilo:

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Taekwondo. Se trata de un arte marcial coreano muy dinámico, donde el trabajo cardiovascular es muy importante, junto con la mejora de flexibilidad, elasticidad, coordinación y también psicomotricidad (por lo que es muy recomendable en niños). Se basa en el respeto y la confianza en uno mismo y en el equipo. La constancia y la disciplina son sus dos puntos clave.

Tai chi. También llamado el arte marcial de la relajación, es una modalidad terapéutica originaria de China. Apto para cualquier tipo de persona, se basa en la realización de movimientos armónicos y fluidos y está recomendado para aquellas personas que quieran mejorar la movilidad articular y la flexibilidad.

Los que no tienen tiempo de ir al gimnasio también pueden practicar artes marciales gracias a las sesiones online de yoga o actividades como Combat (en Telegim.tv), que toma elementos de las artes marciales y se practica al ritmo de la música guiados por un instructor.

Mindfulness: todo lo que puede hacer por ti

Últimamente se habla mucho de esta disciplina, que ha llegado incluso hasta los colegios y las empresas. Pero no se trata de un invento moderno, esta filosofía vital se remonta al nacimiento del budismo y ha sido rescatada por la psicología occidental como método terapéutico para el control de las emociones. ¿Su objetivo? Conseguir la atención plena en el momento presente.

¿Se trata de meditar? Ambas prácticas tienen cosas en común pero, como nos explica Soledad Calle, directora del Postgrado en Mindfulness y Psicoterapia del Instituto de Formación Continua de la Universidad de Barcelona, “la meditación opera en un ámbito más espiritual y el mindfulness en un ámbito más terapéutico”. Aunque en ciertos programas de mindfulness, como los orientados a combatir el estrés, también se emplean técnicas de meditación, respiración y relajación, y posturas de yoga.

Como os decía, el objetivo del mindfulness es conseguir concentrarnos en el momento presente y dejar a un lado los estímulos exteriores que percibimos y que nos distraen de lo realmente importante, que nos estresan y nos llevan al caos mental y a los pensamientos obsesivos.

Los beneficios de esta disciplina están demostrados por estudios psicológicos, profesionales del sector médico y universidades, y se extienden a diferentes áreas de la vida, desde el sueño y la ansiedad hasta el tratamiento del dolor. Desde la Fundación para la Educación y el Desarrollo Transpersonal nos cuentan los 10 principales beneficios del mindfulness:

  1. Reduce la ansiedad. El mindfulnessaporta calma y serenidad, lo que mejora la salud física y emocional. Además, reduce la presión arterial y los niveles de cortisol (la hormona del estrés), lo que te ayuda a controlar las emociones.
  1. Mejora diferentes problemas psicológicos. Esta terapia cada vez es más utilizada como tratamiento complementario de la depresión, el dolor crónico, la ansiedad, los trastornos obsesivo compulsivos y los problemas de sueño.
  1. Ayuda a superar conflictos. Esta técnica enseña a disfrutar del momento presente, alivia en los procesos de duelo y ayuda a disolver los rencores y viejas heridas que se fijan en el subconsciente y producen negatividad.

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  1. Suaviza las personalidades extremas. Esta práctica ayuda a madurar emocionalmente, a entendernos y a evolucionar aceptando las circunstancias de nuestra vida.
  1. Despierta la creatividad y originalidad. A través de la respiración y la relajación aumenta la lucidez mental y potencia la creatividad. También ayuda a pensar de forma diferente ante los problemas cotidianos, encontrando soluciones inesperadas.
  1. Más compasión y empatía. El mindfulness desarrolla regiones del cerebro que tienen que ver con la empatía y las emociones ajenas.Practicándolo te costará menos conectar con los demás.
  1. Disfrutarás más de la vida. Esta terapia aporta claves para sentirse más feliz, para apreciar los pequeños detalles y momentos que muchas veces pasan desapercibidos por nuestro ritmo frenético de vida.
  1. Protege contra el La práctica del mindfulness ha demostrado ser efectiva en la prevención de esta enfermedad, ya que la atención plena, consigue estimular los centros neuronales y reducir un gen pro-inflamatorio en el sistema inmunológico relacionado con el Alzheimer.

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  1. Más concentración. Varios estudios demuestran que el mindfulness ayuda a reducir las distracciones y centrar la atención en una sola tarea. Algo que verás reflejado en tu trabajo y en todos tus quehaceres diarios.
  1. Dormirás como un bebé. Gracias a la meditación el cuerpo experimenta una relajación natural que te ayuda a liberarte de las preocupaciones y a conciliar el sueño.

Como veis, el mindfullness tiene tantos beneficios que merece la pena probarlo, sobre todo si vivís con mucho estrés, tenéis problemas de ansiedad o sueño, os implemente sentís que algo no va bien en vosotros, que no estáis a gusto en vuestra piel. En mi opinión, el yoga puede ser el complemento perfecto a esta práctica, ya que ambas disciplinas persiguen el equilibrio físico y mental.