¿Te mata el estrés? Haz ejercicio

¿Quién no padece estrés hoy en día? Unas personas más que otras, en unas épocas más que en otras, ante determinadas situaciones o cambios vitales como una ruptura de pareja… Pero ¿a quién no le afecta? En mi caso, la mejor solución ha sido siempre hacer ejercicio. Y por lo que dicen los expertos, también es una de las mejores herramientas para todo el mundo. Nada como concentrarse en seguir una coreografía en una clase de fitness para olvidarse de los problemas, nada como centrarse en la respiración durante una clase de yoga para liberarse de los pensamientos obsesivos, nada como moverse para producir endorfinas y mejorar el estado de ánimo, nada como sudar para descargar adrenalina…

Pero a veces no somos conscientes de lo estresados que estamos hasta que nos encontramos realmente mal. ¿Cómo reconocer el estrés antes de que sea tarde? Tics nerviosos, dolores de cabeza, nauseas, cambios de ánimo, sensación de irrealidad… Y la vida que llevamos no ayuda demasiado con el estrés sino todo lo contrario, lo produce: largas jornadas laborales, las obligaciones en casa, el cuidado de los niños, las prisas, la pareja, la tecnología invadiendo cada minuto nuestra paz y equilibrio internos… Soportar estrés continuamente empeora nuestro estado físico y mental y acorta nuestra vida.

agobiada

Desde Artiem Hotels, expertos en cultura slow y un referente del movimiento healthy nos describen las 3 fases típicas del estrés. Algo fundamental para darte cuenta y poder actuar inmediatamente. Del 1 al 3: ¿cuál es tu nivel de estrés?

Nivel 1: Fase de alarma
Los primeros síntomas en aparecer pueden ser: insomnio, cansancio, boca  reseca, aumento o pérdida de peso, dolores de cabeza y cuello, respiración entrecortada y acelerada, aumento del ritmo cardiaco, aumento de la presión arterial, sensación de tener un nudo en la garganta o en el estómago, ansiedad y angustia. Si tienes dos o más de estos síntomas seguramente debes estar en la fase 1 de estrés. Esta etapa suele aparecer cuando no consigues adaptarte a situaciones tensas, ya sea porque son recurrentes o duran demasiado tiempo.

Nivel 2: Fase de Resistencia
En la segunda fase se da el proceso de adaptación al estrés. Cuando el estrés persiste, afecta al sentido de la pertenencia y la capacidad para aprender se ve gravemente afectada, con todo lo que eso implica, iniciando un proceso de resistencia a dicho estado. A lo largo de esta etapa, las personas afectadas adoptan conductas diferentes: algunos se preparan para afrontar el estrés, otros siguen viviendo sin preocuparse por solucionar su estado o tratando de evitar situaciones que puedan activarlo. Aquí debes preguntarte si: ¿Sientes apatía, tedio, tu memoria está empeorando, te sientes en cierto modo deprimido?

Nivel 3: Fase de agotamiento
La última fase es cuando se presenta ya un constante y severo nivel de estrés,  invadiendo parte de tu salud y organismo y es como si tu capacidad de respuesta se agotara. El estado de estrés es tan intenso que la persona afectada ya no puede afrontar las situaciones y se presentan problemas de corazón, incapacidad para conciliar el sueño sin pastillas, enfermedades cognitivas, poca resistencia a infecciones, hipertensión, fatiga crónica, osteoporosis y depresión entre otras.

bicicleta

Como dicen los expertos de estos hoteles, vivir en estrés no es normal y no deberías permitir que forme parte de tu vida. Sea cual sea la fase en la que te encuentras, debes hacer algo ¡ya! para deshacerte de él. Cambiar de trabajo o de vida no es tan fácil, lo sé, al menos a corto plazo, pero sí hay algo que puedes hacer hoy mismo para aliviar la situación: ¡ejercicio! Fácil, rápido, barato y de efecto inmediato. Cada día, puedes hacer algo, ya sea apuntándote a un gimnasio, a yoga, a clases de baile, saliendo a correr o simplemente a caminar un rato. Antes de ir a trabajar, aprovechando la hora de comer en el trabajo, por la noche cuando los niños ya estén durmiendo. ¿No tienes tiempo? Haz ejercicio en tu propia casa apuntándote a un gym virtual como Telegim.tv. Puede ser tu gran momento de desconexión y te facilitará mucho la vida si tener que ir corriendo al gimnasio para llegar a tal o cual clase te produce aún más estrés.

Pero antes de terminar este post quiero contarte dos reglas básicas de los expertos de Artiem Hoteles para enfrentar el estrés que me han encantado. ¿La primera? No te preocupes por las cosas pequeñas. ¿La regla número dos? ¡Todo son cosas pequeñas!

Artes marciales: ejercicio para el cuerpo y la mente

Nunca han pasado de moda, pero desde hace tiempo veo un gran resurgir de estas disciplinas en los clubes deportivos, sobre todo entre los adultos. Cada vez es más la gente que pasados los 30, los 40 ¡e incluso los 50!, se anima a entrar en clases de capoeira, karate o busu. Creo que hay varias razones detrás de este renovado interés: el atractivo que siempre han tenido las artes marciales, potenciado por películas como Tigre y Dragón, el hecho de que se trate de una actividad diferente a las típicas del gimnasio, como medio de defensa personal, y que se pueda trabajar el cuerpo y la mente aprendiendo además valores como la disciplina, el respeto al adversario o el esfuerzo.

Además, se trata de disciplinas muy desestresantes y entre ellas se incluyen el tai chi, el yoga o el taekwondo, derivadas de las artes marciales y que nos ayudan a encontrar el equilibrio entre cuerpo y mente, dejando atrás el estrés diario y consiguiendo una gran forma física. Y para mí, los cuerpos de artes marciales son de los más estilizados y bonitos, ya que la musculatura del cuerpo se trabaja de forma muy equilibrada y suponen una gran quema calórica.

karate

Como os decía, el estrés es uno de los factores que lleva a mucha gente a practicar artes marciales, ya que además de suponer un sistema de acondicionamiento físico integral, aumentan la autoconfianza, enseñan a relajarse y a mantener la concentración y el dominio sobre uno mismo.

Pero las artes marciales van mucho más allá del combate, de hecho, en mi opinión se trata de auténticas formas de meditación en movimiento por la gran concentración y autocontrol que exigen, además del trabajo consciente con la respiración.

Practicarlas dos o tres veces por semana puede ser suficiente para conseguir una buena forma física y mantener a raya las emociones y el estrés. Además, se trata de actividades que se practican en grupo, lo que también aumenta la satisfacción y promueve el compañerismo.

Entre las artes marciales, os propongo dos que pueden servir tanto a los que necesitan esfuerzo y movimiento, como a los que buscan algo más tranquilo:

capoeira

Taekwondo. Se trata de un arte marcial coreano muy dinámico, donde el trabajo cardiovascular es muy importante, junto con la mejora de flexibilidad, elasticidad, coordinación y también psicomotricidad (por lo que es muy recomendable en niños). Se basa en el respeto y la confianza en uno mismo y en el equipo. La constancia y la disciplina son sus dos puntos clave.

Tai chi. También llamado el arte marcial de la relajación, es una modalidad terapéutica originaria de China. Apto para cualquier tipo de persona, se basa en la realización de movimientos armónicos y fluidos y está recomendado para aquellas personas que quieran mejorar la movilidad articular y la flexibilidad.

Los que no tienen tiempo de ir al gimnasio también pueden practicar artes marciales gracias a las sesiones online de yoga o actividades como Combat (en Telegim.tv), que toma elementos de las artes marciales y se practica al ritmo de la música guiados por un instructor.